Bioma Cerrado pierde una ciudad de São Paulo en cada tres meses
dezembro, 16 2019
La pérdida de la cubierta vegetal del Cerrado entre agosto de 2018 y julio de 2019 ha sido de 648.400 hectáreas
Datos difundidos hoy por el gobierno brasileño enseñan que la deforestación del Cerrado se ha estabilizado en nivel alto y el bioma camina para proceso de extinción masivaPor WWF-Brasil
Luego de la constatación del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE, en portugués) del aumento de casi 30% de la deforestación en la Amazonia en el último año y de 114% desde el año de promulgación del nuevo Código Forestal (2012), hoy el gobierno ha informado que la pérdida de la cubierta vegetal del Cerrado entre agosto de 2018 y julio de 2019 ha sido de 648.400 hectáreas, lo que mantiene los preocupantes niveles de los últimos años. Aunque haya habido una pequeña reducción con relación al año pasado, de 2,26%, la pérdida aún es alarmante: corresponde al derribo de la ciudad de São Paulo o un área metropolitana de Londres en cada tres meses.
Los datos son del PRODES Cerrado, mapeo del INPE, bajo coordinación del Ministerio de la Ciencia, Tecnología, Innovaciones y Comunicaciones (MCTIC). Su serie histórica indica estabilización en la tasa de devastación del Cerrado en los últimos cuatro años alrededor de una media de 680 mil ha/ano. Más de la mitad del área original del bioma ya ha sido convertida, principalmente para actividades agropecuarias, e investigaciones indican que desafortunadamente solo 20% de lo que resta de vegetación se encuentra en condiciones sanas de conservación. Eso convierte el Cerrado en una de las áreas naturales más amenazadas del planeta. Según investigadores, en el ritmo de devastación de los últimos años, el Cerrado camina para un proceso de extinción masiva sin precedentes en la historia del planeta.
Acerca de los números de la deforestación en el Cerrado, Mauricio Voivodic, director ejecutivo del WWF-Brasil, afirma: “El Cerrado vive una tragedia silenciosa, pues sigue a ser devastado por falta de políticas responsables. El Código Forestal, por ejemplo, aunque estuviera implementándose de hecho (lo que no es la realidad), protege poco el bioma - entre 20 y 35%. Tenemos hoy 23 millones de hectáreas de áreas ya abiertas con alta aptitud agrícola para soja - cultura que representa más del 80% de la agricultura en el bioma, y hay aún otros 15 millones de hectáreas ya deforestados y con potencial para la agricultura, sumando 38 millones de tierras aptas ya abiertas. Todo ese área tiene el potencial de abrigar con sobras la expansión proyectada por la agroindustria en la región, a lo largo de muchas décadas. La agricultura ocupa actualmente 22 millones de hectáreas en el Cerrado, 18 de estos con soja”.
Voivodic añade que “el gobierno nacional, mientras tanto, emite señales ambiguas a los productores: si por un lado ofrecen crédito subsidiado para la recuperación de pastos y la intensificación agrícola, por otro edita Medida Provisional que legaliza invasiones de tierras públicas que ocurrieron hasta el año pasado (2018), lo que incentiva que la frontera agrícola siga expandiéndose sobre la vegetación nativa indefinidamente y de forma ilegal (en tierras no tituladas). Necesitamos urgentemente acabar con esa ambigüedad y dar una señal clara de que no vamos a destruir la fuente de riqueza de la sociedad y de los pueblos y comunidades tradicionales, que no vamos a poner en riesgo su biodiversidad única y que no comprometeremos la cuna de las aguas que abastecen los grifos, irrigan labranzas y mueven turbinas hidroeléctricas en beneficio de nuestra economía y de millones de brasileños, de la ciudad al campo.”
Los números del PRODES del Cerrado y de la Amazonia difieren a causa de la distinción de perfil entre los actores que promueven la devastación. En la Amazonia, hay tierras públicas sin la debida protección del Estado e, así, se encuentran disponibles para la invasión de cuadrillas de grileiros (personas que se apropian indebidamente de tierras). Ya la deforestación en los últimos años en el Cerrado ha sido promovida principalmente por actores privados, productores rurales y grupos empresariales – destacando las llamadas compañías de tierra. La estabilización de las tasas está en parte asociada con el hecho de que tales compañías han comenzado a atender a la apelación de sus inversores y compradores cuanto a la eliminación de las ilegalidades y de la deforestación, ya que la deforestación cero es una agenda en rápida consolidación tanto en el mercado internacional, como en legislaciones nacionales y de bloques económicos.
El colectivo de 150 empresas compradoras de commodities y relevantes grupos de inversores de capital (que suman más de US$ 7 billones en sus portafolios), denominado SoS Cerrado, ya ha indicado que pretende tomar medidas inmediatas para disociar sus cadenas productivas e inversiones de la devastación del Cerrado. Las primeras señales han comenzado a surgir, en este mes: Nutreco, la empresa más grande de comida animal del mundo, la gigante rede británica de supermercados Tesco y la empresa del sector de proteínas animales Grieg Seafood (una de las líderes globales en la producción de salmón) han anunciado apoyo millonario a productores de soja del Cerrado que deseen expandir su producción sin deforestar.
“Considerando los riesgos socio-ambientales e de perdida de mercados, así como la enorme área abierta disponible para la expansión productiva, el gobierno brasileño debe establecer metas y acciones concretas para la reducción de la deforestación del Cerrado y para la recuperación de los cerca de 20 millones de hectáreas de pasivos ambientales en propiedades privadas existentes en Brasil”, afirma Edegar de Oliveira Rosa, director de Conservación y Restauración del WWF-Brasil. “El gobierno debe aún ofrecer rastreabilidad de productos y combatir las ilegalidades, clarificando empresas, inversores y la sociedad acerca del origen y la legalidad de la producción. El sector privado también debe hacerse cargo de su parte, condicionando negocios a la real seguridad acerca de la ausencia de crímenes y deforestación en sus cadenas e inversiones. Cumplimento de las leyes y transparencia del gobierno, así como como rigor del sector privado en sus negocios son decisivos para contener la devastación”, sintetiza Rosa.
Brasil parece caminar en el contraflujo de las tendencias globales al no combatir la deforestación y la ilegalidad, y exponer las exportaciones y la economía a crecentes riesgos de boicot. “Necesitamos ponernos en la posición del otro y reflexionar: cuál comprador, a qué inversor o país socio le gustaría ver su imagen asociada a la destruición de la naturaleza y a las contravenciones?”, pregunta Voivodic.
LA IMPORTANCIA DEL CERRADO
El bioma del Cerrado se extiende por los estados de Bahía, Goiás, Maranhão, Minas Gerais, Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Piauí, Paraná, Rondônia, São Paulo, Tocantins y el Distrito Federal. Después de la Amazonia, es el más grande bioma de Sudamérica, correspondiendo a 1/4 del territorio nacional, con más de 2 millones de km2. Son insuficientes las áreas protegidas demarcadas: 3,1% en unidades de conservación de protección integral, 5,2% en unidades de uso sostenible (la gran parte sin fiscalización e implementación de planes de gestión adecuados) y 4,8% en 109 tierras indígenas.
El área protegida del Cerrado es inúmeras veces inferior a la de la Amazonia, y el cubierto vegetal íntegro del bioma ya ha sido reducido a cerca de 20% del original, con más de la mitad de su territorio devastado. Seguida esa trayectoria, la devastación del Cerrado acarreará extinción masiva de especies, acorde artículo de la revista Nature (2017). El bioma tiene cerca de 10 mil especies de plantas, de las cuales 44% endémicas, además de enorme diversidad de fauna, incluyendo especies como el Lobo-Guará, el Tamanduá-Bandeira (especie de oso hormiguero) y la Onça Pintada (especie de jaguar). El Cerrado abriga 30% de la biodiversidad brasileña y 5% de las especies del planeta. A pesar de eso, la devastación sigue y, además de perder especies, las emisiones anuales de gases causadores del efecto invernadero por quemadas y deforestación corresponden a más de 40 millones de coches.
El actual nivel de devastación compromete las aguas que nacen en el Cerrado y alimentan seis de las ocho grandes cuencas hidrográficas brasileñas: Amazónica, Araguaia/Tocantins, Atlántico Norte/Nordeste, São Francisco, Atlántico Leste y Paraná/Paraguay, incluyendo las aguas que dan salida para el bioma Pantanal. El Cerrado también es la fuente del 90% de las aguas del río São Francisco. Cuando se deforesta el Cerrado, la recarga de tres grandes acuíferos brasileños (Bambuí, Urucuia y Guarani) queda comprometida, así como los recursos hídricos que son fundamentales para millones de personas que viven en el bioma y para nueve en cada diez brasileños que consumen energía proveniente de hidroeléctricas.
Leyenda: Listado con el área de vegetación nativa suprimida en el bioma cerrado en 2019 por cada estado brasileño y el aporte en porcentaje.